Libertad de elección

No puedes tomar decisiones en absoluto. Cualquier decisión que tomas es sólo una apariencia de elección. Tampoco puedes perdonar a nadie, ni hacer que el tiempo exista. Los planes de futuro son fantasías acerca del control que crees que puedes ejercer en tu vida. Nada de lo que crees haber elegido en tu vida ha modificado en lo más mínimo el hecho de que sigues durmiendo. Tal vez el sueño ha cambiado de forma, pero sigue siendo un sueño. Cuanta más fe tengas en tu capacidad de elección, más profundo será tu sueño. Ninguna decisión que se haga en función de tu percepción de este mundo o de lo que crees ser tiene ningún efecto ni lo podrá tener nunca. El único cambio que puede ocurrir es que despiertes, y eso no depende de ninguna decisión que tomes en este mundo, sino que ya ha sido tomada por ti antes de que creyeras en la posibilidad de elegir.

¿Quién elige? ¿En función de qué opciones? Sólo son formas de sueños dentro de sueños. Mientras el controlador siga estando al mando de la mente, el verdadero Gobernante esperará en silencio. Cuando el controlador se vuelve humilde y admite su incapacidad para elegir, las verdaderas elecciones son tomadas por ti y para ti. Pero tampoco puedes elegir ser humilde. Se trata de la misma arrogancia del ego que cree que puede iluminarse. Si lo pudiera hacer no sería ego, sino conocimiento, y el conocimiento no concibe ningún cambio ni nada que hacer en absoluto.

Sólo existe el hábito de tomar decisiones, pero nada más. La fe en que es una función que tiene alguna utilidad, aunque sea obvio que no es así. Sigues en el sueño. Por lo tanto, las decisiones que hayas tomado han tenido la única finalidad de mantenerte durmiendo. Y eso es todo. Cuando eliges, evitas que una verdadera elección sea tomada en ti. Esa elección no elige entre diferentes opciones, sino que simplemente corrige un desorden mental y pone cada cosa en su lugar, como siempre ha sido. No cambia nada, sino que le recuerda a la mente que nada ha cambiado, puesto que no es la Voluntad de Dios, que te creó inmutable.

Si crees que no puedes elegir sientes ansiedad. ¿Quién siente ansiedad? Quien necesita tomar decisiones para creer que existe. Quien necesita que lo inmutable cambie y cree que este cambio es una victoria sobre la decisión de Dios de que nada deje de ser exactamente como es, por siempre.

Si piensas que puedes tomar decisiones, o que tiene algún sentido hacerlo, vuelve a pensarlo. ¿Qué has elegido realmente en el pasado? ¿Fueron ésas decisiones tuyas, o simplemente fuiste testigo de algo que estaba ocurriendo? Elegir entre ilusiones no es elegir. Elegir entre ilusiones que crees que van a hacerte más feliz es elegir seguir durmiendo, puesto que ése será el resultado. Más feliz o menos feliz es una afirmación de la creencia en niveles, y los niveles pertenecen a la percepción, no al conocimiento. Pertenecen al sueño. Los niveles existen en la mente de quien no acepta simplemente la verdad aquí, ahora. Los “procesos” son justificaciones de la mente para negar la realidad en este mismo instante. Los procesos son una mentira porque se basan en otra, el tiempo. Estar en proceso de perdonar es negarte a hacerlo. Estar en proceso de despertar es no querer despertar. Los procesos son tan falsos como la idea de que puedes elegir, pero lo único que le da esperanzas a la mente, mientras crea en el tiempo, de que todo sea como siempre ha sido.

¿Cuántas voluntades existen? ¿Quién existe aparte de Dios y Su Hijo? ¿No comparten Padre e Hijo una misma Voluntad? ¿Quién tiene que elegir?

Elegir entre la verdad y las ilusiones no puede ser una verdadera elección. Nadie puede creer que elige cuando la elección es entre todo y nada. A no ser que se le haya dado a lo que no existe alguna apariencia de realidad. Pero las apariencias no son la realidad.

Cuando piensas que no puedes elegir no sabes cómo pensar. Cuando piensas que sin tus decisiones todo sería un caos, la arrogancia se sienta victoriosa en su trono y declara la muerte del Hijo de Dios. Tus decisiones han generado todo tu sufrimiento, porque decidir es dar una respuesta a la pregunta “¿quién soy?”. Y de esa manera pretendes enseñarte a ti mismo que sabes quién eres, y no permites que Lo Que Eres te enseñe a ti.

Tomar decisiones es una declaración de desconfianza en Quien te pide simplemente que lo pongas todo en Sus Manos y seas feliz, pues para eso viniste. ¿Le pedirías a un gusano que te enseñara a volar? Eso es lo que haces cuando le preguntas “quién soy” a quien no te puede dar ninguna respuesta, puesto que no la tiene. Y afirmas que la tiene cuando sigues sus indicaciones, y vas en pos de lo que no puedes encontrar.

Los juicios que haces son afirmaciones de que crees saber quién eres. Son decisiones con respecto a cómo quieres que sea la realidad, en función de en qué crees haberte convertido.

No puedes elegir, hagas lo que hagas, puesto que la Voluntad Divina ya ha tomado por ti todas las decisiones. Y tu pequeña y arrogante voluntad no puede oponerse a lo que simplemente Es. El ego se basa en la acción para sobrevivir. Se basa en la creencia de que tiene capacidad para tomar decisiones. Le aterra la expresión “Plan de Dios”, puesto que se siente condicionado y limitado por Dios. ¿Quién se sentiría limitado por Dios, que es Ilimitado, y no puede manifestar más que lo ilimitado? Sólo un loco.

El Plan de Dios afirma que no tienes elección. Finalmente despertarás. No importa lo que hagas. No importa lo que elijas. No puedes evitar ser lo que eres. Y lo que eres es feliz. Tampoco importa que no lo creas, lo cual no es otra cosa que tu reticencia a permitir que lo que simplemente es ocurra, y tu compromiso con la creencia de que puedes ser alguna otra cosa menos feliz.

No puedes tomar ninguna decisión. No puedes evitar ser lo que eres. No hay ningún lugar al que dirigirse. No hay nada que lograr. No hay ningún cambio real que puedas hacer. No hay nadie a quien puedas atacar, ni nadie que pueda atacarte a ti. No eres culpable de nada, puesto que eres tal como Dios te creó, y te creó completamente inocente.

Toda tu vida se basa en la culpa. ¿Eres consciente de que se trata sólo de una ilusión de culpa, puesto que no has sido creado culpable? ¿Cómo pudiste cambiar lo que Dios dispuso que fuera completamente inocente para siempre? Y toda esta culpa tiene profundamente hundidas sus raíces en la creencia de que puedes elegir ser alguna otra cosa. No puedes y nunca podrás, excepto en tus sueños. Y así como no puedes tomar decisiones con respecto a lo que eres, tampoco puedes tomar decisiones con respecto a lo que manifiesta lo que crees que eres. Tu vida cotidiana es un ejemplo de que no crees esto.

Tal vez te plantees entonces qué es lo que puedes hacer. Y la respuesta es muy simple. Nada. Sientes que tienes que hacer algo para liberarte de tu situación actual de dolor y necesidad, sin darte cuenta de que te sientes así precisamente porque en algún momento aceptaste la idea de que podrías elegir por tu cuenta algo diferente de lo que fue elegido para ti. No concibes tu vida sin la necesidad de tomar decisiones. Pero olvidas el Plan. Un Plan que fue perfectamente diseñado para llevarte de la mano hacia tu despertar, para que te encontraras en las circunstancias que te permitieran ver las cosas de otra manera, que te permitieran ver el milagro que brillaba detrás de todas las apariencias de conflicto. Mientras creas que puedes hacer otra cosa simplemente estás perdiendo el tiempo, lo cual no significa nada, porque el tiempo no es nada.

 

Andrés Rodríguez





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